``¿Alguna vez has sufrido hormigueo o
entumecimiento en los dedos después de un entrenamiento de pesas? ¿Has asociado
estos síntomas con una posterior debilidad muscular? A lo largo de este
artículo te contamos las claves que explican estos problemas.
Los nervios periféricos son aquellos que,
partiendo de la médula espinal, discurren a lo largo de nuestro cuerpo, y
pueden ser susceptibles de lesión debido a las elevadas demandas fisiológicas y
mecánicas, tanto de las propias estructuras nerviosas como de los tejidos o
‘caminos’ o ‘lechos’ por los que discurren.
Estas lesiones son más comunes en las
extremidades superiores, y muchas de ellas se relacionan con deportes y
componentes biomecánicos específicos.
En concreto, en el entrenamiento con
pesas es rara su presentación en forma de lesión aguda, pero existe riesgo de
cronificación y complicación en forma de neuropatía (patología del
tejido nervioso), principalmente por sobreuso (Lodhia, 2005). Su detección
precoz permite el inicio de un programa de rehabilitación adecuado, antes de
que la lesión nerviosa se agrave y pueda cronificar.
BIOMECÁNICA NEURAL
Para comprender el tema a tratar, es necesario
conocer cómo se comportan los nervios periféricos en cuanto a su movimiento y
su relación con el sistema músculo-esquelético. Trataremos de hacerlo lo más
simplificado posible para facilitar su comprensión:
Los nervios periféricos en su recorrido
discurren a través de distintos tejidos adyacentes, a la que
denominaremos interfaz mecánica o lecho nervioso. Es decir,
zonas de paso del nervio formadas por músculos, articulaciones, túneles óseos,
etc.
Es necesario que el tejido nervioso se adapte al
movimiento. Esta adaptación se produce de tres formas (Butler, 2002):
1. A través de un aumento de tensión del propio
tejido nervioso (que se genera como consecuencia del alargamiento).
2. A través del propio movimiento del tejido
nervioso en relación a la interfaz o lecho (el nervio se desliza a través de
una estructura).
3. A través del propio movimiento intraneural
(es decir, el movimiento de los elementos del tejido neural, deslizamiento de
un fascículo neural respecto a otro fascículo).
Es decir, se modifica la dimensión del lecho en
el que está contenido el nervio, la longitud del propio tejido nervioso, y la
presión en él y alrededor de él.
Imagen 1. Adaptación del nervio ante
la movilización de una articulación (Shacklock, 2005)
Para entender de manera clara todo lo anterior,
pondremos un ejemplo: Si los nervios periféricos discurren por el miembro
superior (a través de la interfaz mecánica), cuando realizamos un movimiento de
flexión del hombro y el codo flexionado, se debe producir una adaptación de los
nervios a dicho movimiento con respecto a los tejidos que forman la interfaz.
MECANISMOS DE LESIÓN NERVIOSA
Los nervios periféricos pueden ser dañados por
compresión, tracción, isquemia o laceración durante la práctica de ejercicio
(Feinberg et al, 1997).
– La compresión puede ocurrir
en aquellos nervios superficiales (como es el caso del nervio cubital), o
cuando se someten a excesiva presión (por ejemplo, el nervio mediano en el
túnel carpiano).
– La tracción puede provocar
una lesión nerviosa cuando se produce un estiramiento del nervio en exceso, de
tal manera que supere la capacidad de deformación y elasticidad, tanto del
nervio como de los tejidos adyacentes.
– La lesión isquémica del
nervio es la menos común en el deporte, ya que existen mecanismos vasculares de
anastomosis que ayudan a proteger al nervio periférico frente a la isquemia.
Además, debido a estos sistemas, se ha demostrado que existe una reinstauración
rápida de la conducción nerviosa después de fenómenos de isquemia. El compromiso
vascular puede ocurrir por dos medios: (1) por atrapamiento o (2) por fractura
o luxación.
– La lesión por laceración es
también un caso inusual, pero ocasionalmente se ha visto en deportes en los que
se producen contactos a alta velocidad (como el fútbol, el hockey o el esquí),
donde los principales factores de lesión son el equipamiento deportivo y los
factores ambientales, como la superficie donde se desarrolla el deporte.
El mecanismo de lesión no tiene por qué ser
grave. De hecho, ciertas posturas corporales y contracciones repetitivas del
músculo pueden ser factores contribuyentes a una lesión del nervio (Lundborg et
al, 1999). Tampoco hay necesidad de una lesión directa del sistema nervioso, ya
que podría ser secundario a la alteración de alguna de las estructuras que
forman la interfaz o un cambio en la forma del lecho por el que discurre el
nervio.
En el caso concreto del entrenamiento con pesas,
los principales mecanismos de lesión incluyen (Lodhia, 2005):
– Técnica inapropiada.
– Microtraumas de repetición, por movimientos
repetidos durante el entrenamiento.
– Hipertrofia muscular o lesión de tejidos
blandos, que dan lugar a compresión nerviosa.
– Estiramiento excesivo del nervio.
– Traumas directos.
¿DÓNDE SE LESIONA EL TEJIDO NERVIOSO
PERIFÉRICO?
Existen patrones de presentaciones clínicas de
las lesiones del sistema nervioso, incluso aquellas producidas por traumatismos
severos. Estos patrones están basados, en parte, en lugares anatómicos
vulnerables donde una lesión inicial al sistema nervioso es más probable que se
produzca o que se manifieste (Butler, 2002). Estos lugares son:
– Tejido blando, túneles óseos o fibro-óseos.
– Zonas de ramificación del sistema nervioso.
– Zonas en las que el sistema está relativamente
fijo.
– Zonas de paso estrecho próximas a interfaces
rígidas.
– Zonas donde el sistema nervioso ha estado
previamente traumatizado, por ejemplo, antiguas fracturas, zona fibrosadas,
etc.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
En alteraciones o lesiones menores, lo
más común es la existencia de alteraciones de la sensibilidad en forma de
déficits neurológicos. Dichos síntomas aparecen en forma de
entumecimiento, sensación de hormigueo, temblor o estremecimiento, cuya
distribución se corresponde con las zonas de inervación del nervio que presenta
la alteración. Este es el caso más común (Feinberg et al, 1997).
Precisamente, los patrones de distribución del
área donde se presentan los síntomas son los que dan unas pistas valiosísimas
para determinar la naturaleza de la lesión (Butler, 2002).
En relación al dolor, este puede estar o no
presente (Feinberg et al, 1997; Butler, 2002). Dicho dolor puede ser descrito
como ‘vago’, ‘profundo’, ‘quemazón’ o ‘punzante’ (Butler, 2002).
También se pueden presentar casos de debilidad
muscular en tests de fuerza de la musculatura inervada por las ramas nerviosas
afectadas y, por último, en los casos de mayor gravedad (cuando existe
importante daño en el tejido nervioso) puede existir atrofia de la musculatura
(Feinberg et al, 1997).
PRESENTACIONES MÁS FRECUENTES EN LEVANTAMIENTO
DE PESAS
Lesiones del nervio mediano
Las muñecas y antebrazos son las zonas más
vulnerables en sujetos que practican levantamiento de pesas. Las presentaciones
más comunes que implican al nervio mediano son el síndrome de túnel del carpo y
el síndrome del pronador.
– El síndrome del túnel carpiano se
relaciona frecuentemente con movimientos repetitivos de muñeca. Su presentación
clínica se caracteriza por dolor en muñeca y parestesias (entumecimiento) de
los tres primeros dedos.
Imagen 2. Sensibilidad del nervio
mediano en la región de la mano.
– El síndrome del pronador es
causado por la compresión del nervio mediano en su paso por el codo y
antebrazo. Se relaciona con el levantamiento de pesas por el uso de agarres y
prensiones fuertes, movimientos de pronación y contracciones excéntricas de la
musculatura flexora del antebrazo. Su presentación clínica se caracteriza por
parestesias en zona de distribución de los tres primeros dedos, así como
sensibilidad en antebrazo y debilidad a la flexión y abducción del pulgar.
Imagen 3. Relaciones anatómicas del
nervio mediano, en la región brazo-antebrazo. Importancia de la relación con el
músculo pronador redondo (Lodhia, 2005).
Lesiones del nervio cubital
El trabajo de fuerza es una causa conocida de la
lesión del nervio cubital. Su alteración se debe a la compresión que tiene el
nervio cubital a su paso por el codo, cercano a la cabeza medial del tríceps y
el tabique intermuscular, el epicóndilo medial, o a su entrada en la porción
proximal del flexor cubital del carpo. Su alteración se relaciona con la
compresión (provocada por la hipertrofia de la musculatura que se relaciona con
el nervio cubital a su paso por codo y antebrazo), así como por el aumento de
la tensión del nervio en movimientos repetidos de flexión del codo.
Imagen 4. Relaciones anatómicas del
nervio cubital, a su paso por el codo (Lodhia, 2005).
Su presentación clínica se caracteriza por entumecimiento
y parestesias en el cuarto y quinto dedo, síntomas que pueden verse
aumentados al realizar ejercicios de flexo-extensión de codo. También puede
presentarse debilidad en la prensión o agarre.
Imagen 5. Sensibilidad del nervio
cubital en la región de la mano
Lesiones del nervio radial
La lesión nerviosa del nervio radial se puede
producir a nivel proximal, cercano al codo, o a nivel distal. Se relaciona con
mayor frecuencia con mecanismo de sobreestiramiento, y con movimientos
repetitivos de prono-supinación. Los síntomas se relacionan con debilidad en la
extensión de muñeca (mano caída) y dedos, disminución de la sensibilidad en la
región posterolateral de la mano y, en ocasiones, debilidad del tríceps
braquial.
Imagen 6. Sensibilidad del nervio
radial en la región de la mano.
Imagen 7. Relaciones anatómicas del
nervio radial en la extremidad superior (Lodhia, 2005).
Existen otros nervios que se pueden encontrar
afectados dentro de la propia extremidad, como es el nervio musculocutáneo,
pero su presentación es menos frecuente. Otros puntos de conflicto,
fuera del miembro superior, son la región supraescapular o el desfiladero
torácico.
NEURODINÁMICA O MOVILIZACIÓN DEL TEJIDO
NERVIOSO (Butler, 2002)
Una vez realizada una completa exploración, tras
descartar otra fuente de problemas y con la certeza de que los síntomas son
compatibles con la alteración del sistema nervioso periférico, el tratamiento
de elección es la movilización del sistema nervioso.
Dicho tratamiento es aplicable tanto a los
signos y síntomas cuyos orígenes son un compromiso biomecánico (patomecánica)
como por una reacción inflamatoria (fisiopatología). Estas dos situaciones
inevitablemente coexistirán, aunque una de ellas predominará y exigirá una
prioridad en el régimen de tratamiento.
Dentro del mismo, existen tres maneras
relacionadas de enfocar el tratamiento a través del movimiento, componentes que
deben ser tenidos en cuenta como posibles herramientas:
1) Movilización directa del sistema nervioso, normalmente
mediante test y sus derivados:
Imagen 8. Test neurodinámico del
nervio mediano (Shacklock, 2005).
2) Tratamiento a través de interfaces y
tejidos relacionados, como articulaciones, músculos, fascia y piel.
3) Incorporación en el tratamiento indirecto
como consejos sobre posturas y diseño ergonómico.
Se trata de abordajes complementarios entre sí,
cuyo orden de prioridades vendrá determinado por la sintomatología y el cuadro
clínico del sujeto. Su elección dependerá del razonamiento clínico realizado
por el fisioterapeuta en base a los hallazgos encontrados durante su
valoración.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
• Los síntomas asociados a alteraciones del
sistema neural son frecuentes en el levantamiento de pesas. Habitualmente,
dichas alteraciones se producen por sobreuso o por una técnica deficiente.
• En el miembro superior, los nervios afectados
más frecuentemente son el nervio mediano, el cubital y el radial. Cada uno de
ellos presentan una sintomatología específica, asociada a sus relaciones
anatómicas y a sus áreas de inervación sensitiva.
• Es preciso una correcta valoración por parte
del fisioterapeuta, con el objetivo de aplicar la técnica más recomendada en
cada caso.
• El tratamiento de elección ante tales síntomas
es la movilización neurodinámica, a través de test y técnicas para las raíces
nerviosas afectadas.
• Existen otras posibilidades de tratamiento,
relacionadas con la interfaz mecánica o estructuras anatómicas asociadas con la
raíz nerviosa afectada, así como correcciones posturales.´´
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