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lunes, 18 de diciembre de 2017

Los retos de la información en la sociedad contemporánea

Ensayo de Diego Fernandez Hidalgo:

En el siguiente ensayo voy a tratar de sacar a la palestra los desafíos que se ciernen no
solo sobre los media sino sobre la información misma. Para tal tarea, me apoyaré en los
conocimientos transmitidos durante los seminarios, a los que sumaré aquella bibliografía
que conozca y considere de utilidad para dicho propósito.

Tics

La mejora de las tecnologías ha permitido acortar distancias, hoy las antípodas no
parecen un lugar lejano y, si se desea, uno puede acceder con la misma facilidad a las
noticias de Australia y de Bristol. A esto lo llamamos inmediatez, y aunque a primera vista
tiene ciertas ventajas -acceso instantáneo a la información, optar por periódicos de
prestigio mundial o poder actuar con mayor antelación frente a los acontecimientos-
también trae consigo una serie de problemas, algunos de ellos mencionados en el artículo
de Sherry Turkle “The Flight From Conversation”.

Imaginemos que vamos a un concesionario a comprar un coche, sorprendidos
observamos que dos modelos están al mismo coste: uno de ellos es un Lamborghini
Murcielago con 1000 CV, el otro un Ford Fiesta de los 90’. A priori todos elegiríamos el
primero, debido a su exclusividad, a su elegancia, pero sobre todo a su rapidez, mientras
que el primero nos parecería inservible, poco más que una broma proferida por un
pianista borracho en un burdel*. Sin embargo, el vendedor insiste en que echemos una
carrera para comprobar cual de los dos es la mejor opción. Tras tal afrenta nos colocamos
en nuestro asiento de cuero y nos embutimos el casco dispuestos a la victoria. Ambos
aceleramos; nosotros llevamos ventaja desde el primer momento y el vendedor
desaparece del retrovisor, lo siguiente que sentimos es el sabor a hierro de la sangre en
nuestra boca, nos hemos estrellado y recordamos que, en un descuido por la confianza,
no nos pusimos el cinturón ni caimos en la cuenta de que estábamos corriendo por una
ciudad.

El lamborghini es el periodismo actual: no tiene precio de solapa, es cómodo (no tienes ni
que bajar al kiosco) y parece mejor que el anterior. Sin embargo, posee demasiada
velocidad (inmediatez) e invita a romper con las normas (ética). La globalización, sumada
al factor tecnológico, ha abierto las puertas a la competitividad mundial. Esto provoca que
el receptor pueda elegir entre un amplio espectro de medios para informarse, por lo que

quien publica antes la información tiene muchas posibilidades de obtener la mayor cuota
de mercado/share.

Las consecuencias son claras: reducción de plantillas para reducir gastos, pérdida de la
credibilidad, los media se llenan de empresarios y se vacían de periodistas, existe menor
tiempo de redacción de la noticia, perdiendo calidad y permitiéndose un lujo que nos está
prohibido: no constrastar bien la información y seguir la corriente mainstream de creación
de contenido, fundamentada en, como afirma la catedrática de teoría de la Información,
Eva Aladro, en Las Cinco Crisis del Periodismo “géneros basados en principios inmorales
–cotilleo, morbo, robo de información, violencia informativa- triunfan aparentemente
durante toda una década en estos sectores”

La solución a este reto se encuentra en la calma, en la diversificación del producto
informativo y en la recuperación de aquellos valores éticos siempre presentes pero poco
utilizados, en palabras de Eva Aladro “que empiecen a ejercer el periodismo como nunca
se ha ejercido”

*El Pianista en el Burdel es un libro de Juan Luis Cebrián, espero que comprenda la
crítica implicita en la frase.


Periodismo ciudadano

El siguiente no está tan claro que sea un enemigo, aunque prevalecen dudas respecto a
su lealtad: ahora toca analizar el periodismo ciudadano.
El esquema comunicativo -imagine el lector el proporcionado por Jakobson- ha cambiado,
antes el receptor (lector) solo podia obtener información (noticia) del emisor (media) por
medio de un mensaje basado en códigos (idioma) y canales compartidos por ambos
(Papel). Sin embargo, los receptores ahora cuentan con la posibilidad de interactuar con
los medios y de ofrecerles información. Hay una ventaja sustancial de estos informadores:
la capacidad de estar en todos lados en cualquier momento y contar con equipos que
puedan captar imágenes, sonidos y acontecimientos de forma pristina.
El periodismo ciudadado se vale de las redes sociales como medio para interactuar no
solo con otros ciudadanos sino con medios, empresas, anunciantes o políticos.

Las primeras imágenes obtenidas del descarrilamiento del Alvia, cerca de Santiago de
Compostela, fueron hechas por los vecinos de la zona. Los medios de comunicación
fueron demasiado lentos, pero pudieron documentar mejor el incidente gracias a la acción
del ciudadano de a pie. También pueden denunciar a los medios aquellos hechos que
consideran injustos o llegar a prevenir otros por algo tan simple como una llamada para
informar a las autoridades.

A pesar de ello, es una espada de doble filo: la información no viene avalada por un
medio de confianza, no existen fuentes detrás que respalden los hechos y permiten
facilmente la manipulación. A la cabeza me viene un vídeo viral sobre un niño que
salvaba a una amiga de una zona de guerra, fue reproducido por todos los medios como
un ejemplo del horror de la guerra de Siria, en especial un fotograma en el cual se
observaba al niño haciéndose el muerto esperando que cesaran los disparos. Para
sorpresa de todos, era la escena de una película rodada en Europa sobre, efectivamente,
la guerra. Desconozco si el lector sabe sobre tal vídeo, pero desde mi punto de vista, los
medios durmieron con la cara cruzada aquel día.

Como afirma la BBC en un artículo titulado Lies, Propaganda and Fake News “Bienvenido
al mundo de los datos alternativos”. Los ciudadanos pueden vertir en la red cualquier tipo
de datos, entre ellos que “Aparentemente, los Estados Unidos han tenido siete
presidentes negros, incluyendo a Thomas Jefferson y Dwight Eisenhower”. El problema es
que la gente prefiere la versión de la historia que les favorezca y una mentira repetida mil
veces se convierte en verdad, por lo que el hecho de que haya negacionistas del
holocausto o ciudadanos capaces de afirmar que los reptilianos gobiernan el mundo no
solo no es de extrañar sino que se toma muy en serio por muchos lectores. Esto lleva a
un clima de desinformación, a una infoxicación de la cual es difícil escapar.


Una opción para solventar estas desventajas se encuentra en contrastar la información,
en tomar el tiempo suficiente para poder determinar la veracidad del mensaje obtenido,
como afirma Markham Nolan en su charla TED sobre Como separar Datos de Ficción
Online. The New Yorker cuenta con la figura del verificador, este se encarga de ratificar
que todas las gráficas, datos e informaciones provienen de fuentes fiables, en caso
contrario la noticia se congela hasta modificarla o cancelarla definitivamente. ¿Por qué no
crear un cuerpo encargado de comprobar y certificar que aquella información que se
transmite es verdadera o falsa? si los medios se encargan de contar noticias “objetivas”
también deberían ser capaces de desmentir aquellas que corren por la red.


La imagen de los Mass Media

El siguiente reto al que se enfrentan los media es conseguir disociarse de la terrible
imagen que impera en la era contemporánea. Los medios portan un estigma que cada
vez más personas creen: según una encuesta Gallup realizada por USA TODAY y CNN,
solo el 40% de los americanos creen que las empresas de comunicación aportan
información veraz, comparado con un 54% en 1989

La Sociedad Americana de Editores de Periódicos (ASNE) llevó a cabo una serie de
encuestas para periodistas y público durante el año 1999, aunque quizá es antiguo
considero que forma parte de esta crisis del periodismo, de hecho no me extrañaría que la
mayoría de datos fuesen todavía más graves.

El 23 % del público encontró fallos en los datos proporcionados en los periódicos, un 35%
detectó fallos gramaticales u ortográficos al menos una vez por semana. También se
mostraba que el 73% de los adultos en los Estados Unidos se han vuelto más escépticos
sobre la exactitud de las noticias. Esta falta de precisión aumenta en el público que
conoce de primera mano las noticias narradas, encontrando un 49% de ellos fallos sobre
lo ocurrido.
Cuando reporteros y editores fueron preguntados sobre el por qué de los errores, un 34%
afirmó que se debía a las prisas, otro 30% hablaba de trabajo excesivo y falta de
personal, mientras que el 26% restante abogaba por falta de experiencia, poco
conocimiento del tema, falta de cuidado y atención.

La Agenda Pública y el periódico de la universidad de Columbia, institución educativa con
más premios Nobel entre sus estudiantes (96) y administradora de los premios Pullitzer,
preguntaron a 125 periodistas senior si sospechaban de la manipulación de información o
plagio por parte de sus compañeros, un 38% dijo sí.


Contenidos contraproducentes

Otro de los problemas es la metacomunicación, los contenidos emitidos por los mass
media muchas veces son insuficientes. Partiendo de la teoria constructivista es obvio
afirmar que hay una diferencia entre lo real y la realidad, la realidad es una construcción
social que difiere entre individuos y que tiene como base la información. Lo real podrían
ser los fenómenos físicos o químicos ocurridos en la naturaleza y demostrables por medio
de la ciencia. Sin embargo, un porcentaje muy amplio de la sociedad piensa que hay una
desinformación voluntaria, parece que unas vidas valen más que otras, que existe una
preferencia por mostrar sucesos sensacionalistas y que, por el contrario, verdades
incómodas se intentan ocultar, tal y como afirma Paul Mason en un artículo para el
peródico británico The Guardian “ni las noticias falsas ni Facebook representan el
verdadero desafío para los medios masivos sino un ambiente lleno de propaganda y
desinformación”
Según otra encuesta Gallup, solo el 14% de los republicanos cree a los media en
contraste con un 32% en 2015. Los democratas e independientes se mantienen en un 51
y 30% respectivamente, con un ligero descenso también.En un rango de edad entre los
18 y los 49 años, solo un 26% afirma que la información aportada por los media es veraz.

Por tanto nos encontramos en un caldo de cultivo que se ha fraguado a fuego lento por
los mismos medios. Ellos se han condenado al dejar entrar a empresarios, fondos buitre y
accionistas, más interesados en vender que en informar; ellos han elegido recortar
sueldos, explotar a sus trabajadores y eliminar el mayor número de filtros posibles desde
la elaboración a la distribución de la noticia. Otro estudio de la ASNE arrojó que un 59%
de los americanos, basándose en la muestra, opinaban que los medios estaban más
interesados en obtener beneficios que en informar.
Los medios deberían renovarse basándose en sus bases, en aquellos conceptos que
fraguaron el periodismo, hay que hacer borrón y cuenta nueva, eliminar todos esos
agentes tóxicos que contaminan al oficio. Opino que lo importante no es atraer a unos y
ganar el odio de otros, ser partidista solo lleva a limitarse, a la autocensura. Lo importante
es ganarse el respeto, poder defenderse de cada acusación y admitir los errores; hay que
informar de la realidad objetiva, no hacer progaganda ideológica.

Bibliografía

http://money.cnn.com/2015/09/30/media/media-trust- americans/index.html (Encuesta
Gallup)
http://files.asne.org/kiosk/news/98jcp.htm (Estudios de la ASNE)
http://www.truthdig.com/eartotheground/item/information_or_disinformation_only_32_perc
ent_of_americans_trust_the_media_ (Encuesta Gallup)

https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2008/07/is-google- making-us-
stupid/306868/
https://www.ted.com/talks/glenn_greenwald_why_privacy_matters
https://www.ted.com/talks/markham_nolan_how_to_separate_fact_and_fiction_online
http://www.eldiario.es/theguardian/verdad-vapuleada- mentiras-descaradas-
luchar_0_620138767.html
http://www.nytimes.com/2012/04/22/opinion/sunday/the-flight- from-conversation.html

MANNING WHITE, David, WHITE, David Manning (1950). “The “gate keeper”: A case
study in the selection of news“

ALADRO VICO, Eva, Las Cinco Crisis del Periodismo (2013). Revista UCM

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